Autores: Ma Liwenbo (China), Yuan Gang (China) y Hoeung Chuntheang (Camboya)
Mao Tith, de 65 años, es residente de la aldea de Svay Ampear en Camboya.
Le atemorizaba la lluvia, pues su casa, construida con palmeras, bambú y malla, no la podía contener en absoluto. Cada vez que una tormenta eléctrica la embestía, a la familia no le quedaba otra alternativa más que abrazarse y rezar.
Pero la lluvia también tenía una ventaja, pues cuando llovía, el tanque de agua de afuera se llenaba y les daba agua para beber, por lo que no era necesario ir al estanque a recoger el agua.
Mao Tith a veces imaginaba una casa nueva a prueba de lluvia, que pudiera proteger a los niños de las picaduras de insectos y que fuera más alta para que las gallinas no se pudieran subir de un salto. También quería cultivar plantas de ají para poder ganar un poco de dinero extra. Por supuesto, él sabía que esto era solo una ilusión.
Para su sorpresa, un día de agosto de 2018 el sueño de Mao Tith de repente se iluminó.
Ese día, el equipo de expertos chinos de la Oficina Conjunta de Gestión de Proyectos China-Camboya (JPMU, por sus siglas en inglés) del Proyecto de Demostración de Reducción de Pobreza de Asia Oriental llegó a la vivienda de Mao Tith y le formuló muchas preguntas minuciosas para comprender a cabalidad sus necesidades urgentes. Las extensas respuestas de Mao Tith también describieron detalladamente varios aspectos de su vida.
“Hay cinco personas en mi familia. Mi esposa es diez años mayor que yo. Mi hija ahora trabaja en Nom Pen y nosotros cuidamos a sus dos hijos. Las gallinas que criamos siempre se meten en la casa y nuestro hogar se convierte en un gallinero. Además de la ropa, ollas y cuencos, el artículo más valioso en mi casa es la batería que nos alumbra. Tengo que ir al mercado cada tres días para cargar la batería, y cada vez cuesta 1.500 rieles (alrededor de 0,375 dólares estadounidenses)”.
Mientras hacían las preguntas, los expertos iban tomando notas y allí mismo decidieron implementar medidas de asistencia, como la reconstrucción de la casa, la construcción de baños y el suministro de electricidad y agua potable.
Al ver a los ojos a estos chinos, Mao Tith sintió que su esperanza regresaba. Recaudó 350 dólares estadounidenses, y, sumando los 830 financiados por JPMU, finalmente obtuvo el dinero para renovar su vivienda.
El 25 de octubre, se completó la nueva casa con estructura metálica. Frente a las resplandecientes ventanas y a las habitaciones a casi dos metros del suelo, Mao Tith no podía creer lo que veía.
Su esposa, Cheng Loun, incluso estaba un poco reacia a ocuparla, pues le gustaba contemplarla desde afuera: ¡qué hermosa es esta casa!
El 29 de noviembre, se terminó de construir el cuarto de baño de cemento. Luego de otros tres meses, Cheng Loun hacía cola con otros lugareños para recibir un mesón de cocina con estufa de dos fogones.
Después de ayudar a Mao Tith a resolver su problema de vivienda, los expertos lo volvieron a visitar para discutir cómo ayudarle a aumentar sus ingresos. Dado que los familiares de Mao Tith podían facilitarle tierra desocupada, el grupo de expertos ayudó a Mao Tith a sembrar plantas de ají y criar ganado, lo invitó a participar en capacitaciones técnicas y arregló para que su hija mayor se vinculara a trabajar en el proyecto de suministro de agua para resolver su problema de ingresos.
La pareja de ancianos se conmovió muchísimo: “Cultivar ajíes ha sido nuestro sueño desde hace muchos años. Seguro vamos a trabajar muy duro. ¡Gracias a los hermanos y hermanas chinos por ayudarnos!”.
La vieja choza (izquierda) y la nueva vivienda de una residente local (derecha)
Cuando el grupo de expertos se estaba yendo, Mao Tith insistió en regalar yaca dorada y un racimo de plátanos a los expertos chinos. Después de ser rechazado, le pidió ayuda al jefe de la aldea: “Fíjese usted, a este señor experto ya no le agradamos”. Ante tan sincero gesto, a los expertos chinos no les quedó otra alternativa que comerse un plátano, después de lo cual la pareja de ancianos sonrió con satisfacción.
Familias camboyanas como la de Mao Tith están en la mira de JPMU.
En agosto y septiembre, el tórrido calor de Camboya es difícil de soportar. Un grupo de expertos chinos, miembros del equipo del proyecto JPMU, llegó a la aldea de Svay Ampear. Era evidente que estaban extremadamente incómodos por el calor sofocante. Cubiertos con ropas largas y con kramas, una especie de bufanda típica de Camboya, los expertos comenzaron su trabajo de puerta en puerta. La escena de los expertos chinos trabajando arduamente en las casas que asemejan vaporeras de bambú conmovió a los aldeanos y se ganó la confianza de los funcionarios camboyanos.
Antes de ello, habían organizado reuniones oficiales de la aldea para discutir los medios de vida de los agricultores y la viabilidad de los proyectos ambientales para ellos. Las autoridades locales habían propuesto numerosos planes, pero el municipio no había elaborado encuestas ni estadísticas sobre las situaciones específicas de los hogares pobres.
“Investiguemos. Así vamos a comprender la situación para ocuparnos de ella”, dijo el líder del proyecto chino.
Expertos chinos durante una encuesta de campo
Hasta aquí la primera escena.
Las tareas de investigación fueron difíciles y tediosas. Los expertos visitaron todos y cada uno de los hogares de la aldea para formular sus preguntas, realizar inventarios, y registrar y verificar los datos cuidadosamente. La información de cada hogar que el grupo de expertos necesitaba saber incluía: ingresos y gastos semestrales, situación de sus predios, nivel de desarrollo comercial, si hay intención de emprender un negocio, la cantidad de niños, si van a la escuela, el costo de la matrícula, el número de miembros de la familia que pueden trabajar, con qué frecuencia regresan a casa los hijos que trabajan en otros lugares y la condición de salud de los miembros de la familia.
Durante las encuestas, el grupo de expertos llevaba una inmensa hoja de papel en blanco. Siete días después, en ella estaban escritas, en diferentes colores, las aldeas del proyecto, las viviendas de los aldeanos y los nombres completos de los miembros de las familias, con su pronunciación transcrita en caracteres chinos. El documento fue colocado en el lugar más llamativo de la oficina del grupo de expertos.
Mediante las extenuantes visitas, entrevistas y encuestas, el grupo de expertos finalmente comprendió claramente la situación: había 136 hogares pobres en las dos aldeas, y los principales factores causantes de la pobreza incluían: la grave carencia de agua potable; problemas de seguridad alimentaria (escasez de agua de riego, inadecuadas técnicas y variedades de cultivo, falta de dinero para comprar alimentos, crecimiento demográfico excesivo); casas en ruinas y algunos hogares sin vivienda; incapacidad de pagar la tarifa para la conexión de electricidad de alrededor de 200 dólares estadounidenses y la imposibilidad de usar alumbrado público; un gran número de hogares pobres que perdieron sus tierras; y la dependencia de la leña como energía básica para vivir.
Un baño construido para un hogar pobre (izquierda) y un aldeano recibe una estufa (derecha)
Después de entender claramente la situación, el grupo de expertos comenzó su trabajo focalizado. Construyeron baños para 100 hogares pobres; 82 hogares pobres accedieron a iluminación con electricidad; 500 hogares rurales recibieron cada uno un mesón de cocina con estufa de dos fogones; 42 hogares en situación de pobreza extrema estrenaron casas nuevas; y comenzaron la renovación de las viviendas de 178 hogares. Todo ello mejoró enormemente las condiciones y calidad de vida de los pobladores.
Como reza un proverbio chino: “Más que darle pescado a un hombre, enséñale a pescar”.
Con base en la información recopilada, los expertos analizaron con precisión las causas de la pobreza de cada hogar en esta situación, a fin de elaborar medidas específicas, coordinar recursos y desarrollar un plan de asistencia detallado para cada hogar.
Por ejemplo, un aldeano en situación de pobreza llamado Lim Saroeun poseía tierras y espacios abiertos delante y detrás de su casa. El equipo de expertos le sugirió cultivar plantas de ají y desarrollar su economía de patio. Los expertos le enseñaron cómo mullir la tierra, desyerbar, irrigar y fertilizar. Además, JPMU también ayudó a su familia a reconstruir sus casas y cocinas, construir un nuevo establo y sembrar 50 metros cuadrados de pasto forrajero para la cría del ganado.
Samkhan, otro aldeano en situación de pobreza, tenía fuertes deseos de mejorar su vida y estaba dispuesto a vivir de su propio trabajo. Entonces, JPMU le proporcionó 300 dólares estadounidenses y le ayudó a abrir una pequeña tienda. Así podría comprar artículos de consumo diario y refrigerios en tiendas mayoristas de los pueblos grandes y luego venderlos en su comunidad, lo que podría aumentar el ingreso promedio de su familia de 60 a 120 dólares por mes...
Al igual que Lim Saroeun y Samkhan, decenas de otros hogares pobres recibieron asistencia para sus negocios.
Después de que se terminaron de construir las nuevas casas, ocurrió un pequeño episodio.
Ese día, la aldea se veía particularmente llena de gente, pues todos los habitantes estaban afuera de las casas nuevas. Aunque se veían entusiasmados, sus ojos revelaban vacilación y cautela.
“¿Qué pasa? ¿Están insatisfechos? ¿Tienen alguna queja?”. Se preguntaban los expertos.
Resultó que los aldeanos pensaban que necesitaban permiso antes de mudarse a las nuevas casas construidas por los chinos.
Los expertos se conmovieron al escuchar esto, pues demostraba el reconocimiento de los pobladores hacia su trabajo y el respeto que les merecían. Entonces, ellos inmediatamente explicaron: es nuestra culpa, no dejamos en claro que la nueva casa es suya y que nadie necesita obtener permiso. Mientras estén satisfechos, puede mudarse en cualquier momento.
Al escuchar esto, grandes sonrisas de dibujaron en los rostros de los aldeanos mientras se acercaban rodeando al equipo de expertos.
Lenjandi es la hija mayor de sus padres y la única persona con trabajo en la familia.
Como muchos jóvenes, anhelaba ver el mundo exterior y deseaba trabajar en Nom Pen. Pero lo difícil era que ella no había aprendido ninguna habilidad requerida por los empleadores.
Trató de buscar oportunidades para capacitarse, pero ante la variopinta multitud de cursos en Nom Pen, no sabía qué estudiar. Aún más importante, los costos de la matrícula eran demasiado elevados para ella.
No tuvo otra opción que volver a su pueblo decepcionada. Al ver las nuevas casas construidas con la ayuda de JPMU, se alegró tanto como los demás aldeanos. Pero solo unos días después, su estado de ánimo volvió a empeorar. “¿Me quedaré aquí cultivando la tierra como mis padres por el resto de mi vida? ¿Cuando envejezca tendré que esperar a que otros me construyan una casa nueva así como ellos?”.
Las angustias de Lenjandi no duraron mucho. Pronto se lanzó oficialmente un programa de capacitación en habilidades laborales financiado por JPMU para los aldeanos en el centro comunitario.
Sesión de capacitación en curso en un centro comunitario
Lenjandi participó en el programa junto a otros 80 habitantes de las dos aldeas del proyecto. Después de investigar acerca del mercado laboral, JPMU contrató a panaderos chinos en Nom Pen, a funcionarios del Departamento de Economía Agrícola del Ministerio de Agricultura y Desarrollo, y a trabajadores locales de servicio doméstico con amplia experiencia para impartir las clases. El contenido de la capacitación incluyó pensamiento empresarial, conocimientos de cocina, medios de vida en las familias, manejo de basuras y repostería china, y se distribuyó un total de 400 materiales de formación. El objetivo principal era fortalecer sus habilidades prácticas y cultivar su profesionalismo, y que así cumplieran con los requisitos para acceder a los puestos de trabajo.
Llevando gorro de cocina y delantal, el entusiasmo de Lenjandi y los demás aldeanos era excepcional, y asimismo mostraron un profundo aprecio por esta oportunidad. Después de la capacitación, las ganancias para Lenjandi fueron enormes, pues no solo aprendió a diferenciar los ingredientes, sino que también se dio cuenta de que para ser pastelera tenía que trabajar estrictamente de acuerdo a los procedimientos, y ser meticulosa y diligente. Al final, pasó la evaluación y obtuvo el certificado de finalización, como lo había deseado.
Cargando el pesado certificado, Lenjandi fue de nuevo a Nom Pen llena de confianza. Tuvo la fortuna de que un restaurante chino muy grande estaba contratando pasteleros. Lenjandi pasó la entrevista y encontró el trabajo que había anhelado.
Durante la capacitación, el grupo de expertos chinos contactó a empresas de financiación china en Nom Pen. Tan pronto como terminó la formación, seis aprendices fueron contratados por empresas en Nom Pen, tales como panaderías, restaurantes chinos y salones de belleza.
Estas maravillosas historias están lejos de terminar en Camboya. Aprendiendo de la experiencia de China en materia de alivio de la pobreza, JPMU encontró el método más adecuado para reducir la pobreza en las aldeas del proyecto en Camboya. Brindó alas a la población local para que realizara sus sueños, empoderándola en su búsqueda de una vida feliz, y sembró las semillas de la amistad entre China y Camboya en sus corazones.
Reseña del proyecto
En la reunión de líderes de la ANSEA (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), China, Japón y Corea del Sur (ANSEA+3), el 13 de noviembre de 2014, China propuso la Iniciativa de Cooperación de Asia Oriental para la Reducción de la Pobreza y suministró 100 millones de yuanes, con el fin de lanzar el programa de reducción de la pobreza rural y establecer proyectos de demostración de la cooperación de Asia Oriental para la reducción de la pobreza.
En 2015, el Gobierno chino decidió cooperar con Camboya, Laos y Myanmar para llevar a cabo proyectos de asistencia tecnológica como parte de los proyectos de demostración de Asia Oriental para la reducción de la pobreza. En febrero de 2017, China y Camboya firmaron los acuerdos de implementación de los proyectos, y en julio el equipo de expertos chinos residentes del centro de proyectos de Sichuan comenzó la asistencia a la aldea de Svay Ampear y a otra aldea en la comuna de Svay Ampear, distrito de Mukh Kampul, provincia de Kandal, Camboya. El periodo de ejecución del proyecto es de tres años y finalizará el 30 de julio de 2020.
Sobre la base de la experiencia de China de alivio de la pobreza en pueblos enteros y con precisión, el equipo de expertos chinos analizó las causas de la pobreza en las aldeas del proyecto y elaboró las medidas correspondientes de acuerdo a las condiciones locales. Con el fin de abordar las causas profundas de la pobreza y satisfacer las necesidades de desarrollo, se planearon y diseñaron los siguientes contenidos del proyecto:
1. Infraestructura: construir una nueva estación de suministro de agua para resolver el problema de agua potable de las dos aldeas del proyecto;
2. Servicios públicos: construir un centro comunitario que proporcionara plataformas de oficinas, capacitación e intercambio cultural para las comunidades involucradas;
3. Mejora ambiental: en función de las condiciones de vida de los hogares pobres, implementar la construcción de baños, acceso a la electricidad, estufas ahorradoras de leña, reconstrucción y renovación de las viviendas, entre otros proyectos;
4. Mejora de los medios de vida: llevar a cabo proyectos de cultivo, cría de animales y procesamiento de productos;
5. Construcción de habilidades: realizar capacitaciones sobre gestión de proyectos para mejorar la capacidad de alivio de la pobreza; llevar a cabo formaciones en técnicas prácticas para mejorar la capacidad de producción y las habilidades laborales;
6. Asistencia técnica: al enviar expertos residentes y expertos a corto plazo, la parte china coopera con Camboya para llevar a cabo tareas como investigación del proyecto, estudios de referencia, monitoreo y evaluación, y así avanzar conjuntamente en la implementación y gestión de los proyectos.