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        La lucha contra el Ébola en África

        Autora: Zhang Yuwen

        “¡En un par de días ya no se podrá comprar boletos de avión!”.
        Suso está ansioso: “El temible Ébola, el mundo entero le teme. La gente está tratando de irse de este lugar e incluso las aerolíneas cancelaron sus vuelos”.

        La playa de Lumley en Freetown, la capital de Sierra Leona, alguna vez fue el centro turístico más popular de África. Pero es agosto de 2014, y los hoteles y complejos turísticos están cerrados, y en el único restaurante abierto solo está Suso y algunos otros lugareños.

        Los cocoteros se mecen tranquilos por la suave brisa frente al azul celeste del océano Atlántico, pero no hay ni un alma en el lugar.

        En este momento, Suso señala a las noticias voceando: “¡Mira, la OMS también habló!”.

        En la televisión, Margaret Chan Fung Fu-chun, entonces directora general de la OMS, está emitiendo una declaración al mundo: “Hasta la fecha, la epidemia del Ébola que se está extendiendo en varias partes de África Occidental es la mayor, más compleja y más grave en casi 40 años. El número de pacientes está creciendo rápidamente y ha excedido la capacidad de los sistemas de salud locales. Se requiere con urgencia que la comunidad internacional ayude a aumentar el número de médicos, enfermeras, suministros de salud y artículos de socorro para hacer frente a la situación”.

        Lo que no saben es que ya se está formando el primer equipo médico de China.

        África Occidental, ¡vienen los médicos chinos!

        Salvando a la “Sierra de los leones”

        Desde la primavera y verano de 2014, la grave enfermedad por el virus del Ébola, cuya tasa de mortalidad es del 90 por ciento, de repente condujo al infierno a Guinea, Sierra Leona, Liberia y otros países a lo largo de la costa de África Occidental. El mortal virus arrasó la región propagándose a través de varios canales como los fluidos corporales y el tracto respiratorio, y abatió rápidamente a todos los pacientes infectados.

        En África Occidental, Sierra Leona padeció el peor brote, con el aumento más acelerado de personas infectadas. Sierra Leona era un país cuya población en situación de pobreza superaba la mitad del total y donde la esperanza de vida promedio era de menos de 50 años, y ahora el Ébola estaba empeorando su situación.

        Devorados por el virus del Ébola, muchos pueblos y familias quedaron destrozados. Por ejemplo, en una aldea de 40 personas, 39 murieron por el Ébola.

        Más grave aún, el frágil sistema médico local estuvo al borde del colapso. La población total del país era de más de seis millones de personas, pero había menos de 200 médicos, de los cuales solo la mitad permaneció en servicio debido a la infección. De las diez ambulancias existentes, dos fueron desechadas; los insumos médicos de protección estaban casi agotados; y algunos hospitales incluso se quedaron sin guantes y agujas.

        El nombre del país viene del portugués “Serra Lyoa”, que significa “Sierra de los leones”.

        Las hermosas montañas de los leones ahora rompían en un llanto desgarrador.

        En medio de esta coyuntura de vida o muerte, China asumió firmemente su responsabilidad internacional y su misión como potencia mundial. Proporcionó materiales médicos y otros suministros de emergencia y protección a los países afectados lo más pronto posible, y envió cinco brigadas médicas a Sierra Leona. Cerca de 1.200 profesionales de la salud y expertos en salud pública de China llevaron a cabo tareas de prevención y control del ébola en África Occidental, incluyendo exámenes, diagnósticos, tratamientos, capacitación de personal y orientación técnica.


        Un miembro del equipo médico chino

        Entre las brigadas médicas provenientes de más de 20 países, los equipos médicos chinos establecieron un récord por atender al mayor número de pacientes por día, alcanzar la tasa de recuperación más alta y mantener en cero las infecciones entre todos los miembros del equipo.

        Por ende, no es de extrañar que músicos africanos compusieran especialmente la canción “Erradicar el Ébola”, con una estrofa que canta: “Por el ébola muchos se fueron, ¡mas por él China acudió en nuestra ayuda!”.

        Un adiós por el futuro

        El anochecer de principios de mayo en Changsha aún era un poco frío. Deng Guiyuan, subdirectora de enfermería del Departamento de Cardiología del Hospital Xiangya, hacía las maletas sin pausa mientras escuchaba las noticias. Al día siguiente, partiría a Sierra Leona.

        “Según las estadísticas publicadas por la OMS, hasta el 5 de abril de este año, en total se habían encontrado 25.515 casos sospechosos y confirmados de ébola y se habían reportado 10.572 muertes en Sierra Leona, Liberia y Guinea, los principales países afectados por el brote. A pedido de los países de África Occidental y la OMS, China enviará la quinta brigada de médicos a Sierra Leona, nación devastada por la epidemia del Ébola”. Junto a la fuerte voz del locutor, aparecieron en televisión imágenes de la epidemia en África: camillas, máscaras, mujeres y niños indefensos, además de policías armados que mantenían la seguridad pública.

        “Mamá, ¿Sierra Leona no es el país al que vas?”. Al ver las noticias, Haoran, el hijo de ocho años de la subdirectora Deng, le preguntó con preocupación: “¡Mis compañeros de clase dijeron que el ébola es más horrible que las guerras!”.

        “Tu mamá es una doctora profesional, no me pasará nada. Mientras esté ausente, debes estudiar mucho y hacer caso a tu padre”, Deng Guiyuan acarició tiernamente la cabeza de su hijo y miró a su taciturno esposo nuevamente. “Relájate, estaré bien”, reiteró.

        Sentada en el avión, Deng Guiyuan siguió recordando lo que le dijo su hijo cuando la despidió: “Mamá, todavía no he decidido qué regalo comprarte de cumpleaños”.

        “Haoran, mamá no necesita ningún regalo. Solo quiero ayudar a que los niños en África mejoren lo antes posible. ¡Me pondré muy feliz si se vuelven tan saludables como tú!”.

        En aquél momento no pudo aguantar más y se redujo a lágrimas...

        Frente a sus seres queridos, de quienes es tan difícil separarse, los miembros del equipo médico tienen que contener las lágrimas. Pero a menudo, cuando se despiden de los pacientes que se curan de enfermedades graves, también derraman lágrimas de emoción.


        Deng Guiyuan, miembro del equipo médico chino con destino a Sierra Leona, se despide de su hijo antes de partir

        Un día, cuando los médicos chinos se despidieron charlando y riendo de una niña llamada Karratha, se quitaron sus gruesos trajes protectores y salieron de la sala del hospital. De inmediato sintieron el caluroso y resplandeciente sol africano, que era un fiel reflejo de su estado de ánimo.

        Unos días antes, Karratha y su madre fueron ingresadas en el Hospital de la Amistad China-Sierra Leona. Su madre murió poco después de infectarse con el virus del Ébola, mientras que los médicos chinos, mediante cuidadosos exámenes, comprobaron que Karratha estaba libre de la infección. Luego de un periodo de observación y cuidado, pudo ser dada de alta y salió del hospital.


        El personal médico posa para una foto grupal con pacientes curados de Ébola antes de que sean dados de alta del hospital

        Dado que pasaron varios días juntas, Karratha consideraba a Liu Bing, una doctora del equipo médico chino que la acompañó en todo momento, como su media madre. La niña no dejaba de agitar su mano y por momentos se negaba a irse.

        “Eres una chica afortunada. ¡Te deseo lo mejor!”, copiosas lágrimas brotaron de los ojos de Liu Bing. “Vive bien, estudia mucho. Bienvenida a China en el futuro. ¡Entonces nos veremos de nuevo!”.

        “Karratha tuvo mucha suerte. No solo escapó del virus del Ébola, sino que también recibió asistencia de UNICEF bajo la coordinación del equipo médico”. Al ver que a Karratha le aguardaba un futuro esperanzador, Liu Bing comprendió más profundamente: el futuro de los niños es el futuro del mundo.

        La batalla continúa

        La enfermedad por el virus del Ébola es difícil de diagnosticar en un corto periodo. Debido a la falta de medidas de cuarentena, con frecuencia las personas que no estaban contagiadas contraían la infección en los hospitales (infecciones cruzadas), y a menudo no se podía rastrear a los pacientes infectados. El frágil sistema de salud y las costumbres funerarias de África se convirtieron en factores que aceleraron la propagación de la enfermedad por el virus del Ébola. En Sierra Leona, el brote se originó en las ciudades y el flujo de personas a gran escala hizo que la epidemia se extendiera rápidamente en todas las direcciones.

        Ante este virus tan mortal, además de los miembros del núcleo familiar, parientes y amigos de los pacientes, los profesionales de la salud que se aferraron a sus puestos para tratar de curar y salvar a los contagiados constituyen otro de los grupos de personas en alto riesgo de infección. En tiempos de crisis, suelen poner la integridad profesional y la ética en primer lugar, y luchan contra los “superenemigos” con valentía y perseverancia.

        Al encontrarse con George, director de un hospital provincial en Sierra Leona, Mou Jinsong, líder de un equipo médico chino, se conmovió por este colega de gran prestigio entre la comunidad médica de Sierra Leona.

        En ese momento, George estaba tan débil que ni siquiera podía ponerse de pie. Antes de la llegada de los médicos chinos, había estado guiando a los escasos médicos y enfermeras del hospital a hacer todo lo posible para atender y curar a los pacientes entrantes, cuyo número no dejaba de aumentar.

        “¡Déjame examinar tu estado de salud!”. Por su instinto profesional, Mou Jinsong tenía un aciago presentimiento.

        En la sala de examen, el director George no gimió de dolor, sino que agotó sus fuerzas para describir con precisión sus síntomas. La sala que originalmente se usaba para el tratamiento de pacientes parecía el salón de un formal seminario sobre el estado de la enfermedad.

        Al escuchar la descripción de George, la mirada de Mou Jinsong se ensombreció gradualmente. Parecía que George no solo había sido infectado con el Ébola, sino que su estado había alcanzado la última etapa: choque y disfunción orgánica múltiple. Sin embargo, el doctor Mou seguía viendo la mirada impávida de George.

        “Su vida se acercaba al final. Era imposible que George, siendo médico, no se diera cuenta de ello. Luchó contra el Ébola hasta el final”. El doctor Mou se conmovió por el “paciente” que tenía frente a él... A pesar de que los miembros del equipo médico hicieron todo lo posible para que el director George se recuperara durante sus últimos cinco días, la cama en la que yacía finalmente quedó vacía.

        Ver aquella cama desocupada les generaba a los miembros del equipo sentimientos sumamente complejos, pues el hospital también les había preparado 15 camas. En cuanto se infectaran con el virus, aquellas camas serían su última morada.

        Sin embargo, los médicos chinos no recularon, sino que continuaron la fiera batalla contra el virus.

        Los pacientes que fallecían continuamente y los médicos que se vieron obligados a abandonar sus puestos hicieron que los miembros del equipo médico comprendieran más profundamente que la prevención de epidemias es la prioridad número uno en todo trabajo.

        Sin embargo, Sierra Leona sufría de una aguda escasez de profesionales de la salud, y el personal médico que se transfirió temporalmente y los trabajadores de limpieza básicamente no tenían ningún conocimiento acerca de la protección contra enfermedades contagiosas. Todo ello aumentaba aún más el riesgo de infección.

        Aunque Zorani era una de las enfermeras capacitadas para su trabajo, nunca había visto requisitos de protección tan estrictos. Sin embargo, ante el constante énfasis de los miembros del equipo médico, aprendió los 36 pasos para ponerse y quitarse los 11 elementos protectores incluso a temperaturas elevadas.

        Debido a que el personal médico de Sierra Leona nunca se había sometido a una preparación de protección tan complicada, con frecuencia gastaban más de una hora en ponerse los trajes de protección, lo que normalmente tomaba menos de 20 minutos. Durante este periodo, no se podía beber agua ni ir al baño. Cada vez que se quitaban los trajes protectores, quedaban bañados en sudor. Pero fue precisamente por estos 50 minutos adicionales que muchas personas evadieron a la circundante muerte.

        “Afortunadamente, hemos seguido estrictamente estos procedimientos, de lo contrario podríamos haber muerto por el Ébola”, relató Zorani emocionada.

        Gracias a las estrictas medidas de protección de la brigada médica china, se logró que ningún miembro del equipo se contagiara. Colegas médicos de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá vinieron varias veces a observar y estudiar los procedimientos de protección establecidos por el equipo médico chino, y algunos incluso reformularon sus normas. La idea de que “los pasos para quitarse los trajes de protección son más importantes que los de ponérselos” ha sido generalmente aceptada por la comunidad médica internacional.

        El doctor Alex Kanu, director del Hospital de Amistad China-Sierra Leona, manifestó su entera gratitud al equipo médico chino. “Estoy sumamente agradecido con el equipo médico chino. Antes de que vinieran, nuestro país no tenía experiencia ni conocimiento en esta materia, pero después de que llegaron, organizaron capacitaciones y obtuvimos tales conocimientos. China ha dejado brigadas de prevención y control de enfermedades infecciosas en Sierra Leona que durarán por siempre”.


        La amistad entre China y África se transmite de generación en generación

        Además de dejar un equipo de profesionales locales para Sierra Leona, China también desarrolló activamente una vacuna contra este mortal virus. En octubre de 2017, China se convirtió en el tercer país, después de Estados Unidos y Rusia, que desarrolló con éxito una vacuna contra el virus del Ébola.

        Las vacunas líquidas tienen requisitos relativamente estrictos para la preservación de la cadena de frío. Por el contrario, la vacuna contra el ébola en forma de polvo liofilizado desarrollada por China se puede almacenar a temperatura ambiente y tiene una vida útil más larga, por lo que es más adecuada para el uso extendido en el continente africano. Así, cada vez más africanos dejan de temerle a las complicaciones por el Ébola.

        “Cuando Sierra Leona fue golpeada por la epidemia del Ébola y se encontraba aislada e indefensa, el Gobierno chino tomó la delantera para acorrernos, impulsando la ayuda de la comunidad internacional”. Manifestó el entonces presidente de Sierra Leona, Ernest Bai Koroma, en diciembre de 2016, en una visita a China: “Estamos muy agradecidos con el Gobierno chino por brindarnos su apoyo desinteresado cuando fuimos afectados por la epidemia del Ébola”.

        Desde los albores de la historia, la lucha entre humanos y enfermedades nunca se ha detenido. Hasta el día de hoy, la humanidad aún no ha derrotado al ébola. Sin embargo, a pesar de la catástrofe, Sierra Leona no colapsó; el pueblo sierraleonés no se derrumbó. A pesar de la catástrofe, los médicos chinos no se marcharon; la ayuda de China no se ausentó. Los profesionales de la salud de ambos países construyeron, con milagrosa benevolencia, una línea de defensa para salvar vidas, y, con amor ilimitado, compusieron una oda a la vida y al futuro de la comunidad humana.

        MÁS

        Reseña del proyecto

        En 2014, la epidemia del Ébola estalló en muchos países de África Occidental. China fue la primera nación de la comunidad internacional en actuar, proporcionó múltiples rondas de ayuda de emergencia y lanzó la operación de asistencia humanitaria de emergencia y de asistencia médica de mayor envergadura y duración en la historia de China.

        En términos de financiación, hasta el primer semestre de 2015, China había brindado cuatro rondas de asistencia humanitaria de emergencia por un valor total de cerca de 750 millones de yuanes. Además, inició la quinta ronda de cooperación para recuperar y reconstruir a los países afectados por la epidemia en la era después del Ébola, y para la construcción de un sistema de salud pública orientado hacia el largo plazo.

        Con respecto al personal y al fomento de capacidades, se envió un total de casi 1.200 profesionales de la salud en numerosos grupos para realizar pruebas, diagnósticos, tratamientos, capacitaciones y orientación técnica, entre otras tareas de prevención.

        En cuanto a instalaciones, China envió un laboratorio móvil avanzado de bioseguridad nivel-3 a Sierra Leona y asistió en la construcción del primer laboratorio fijo de bioseguridad nivel-3 en África Occidental; transformó al Hospital de la Amistad China-Sierra Leona en un centro de salud para pacientes internos capaz de recibir y tratar a pacientes con enfermedades infecciosas; y en un mes construyó un moderno centro de diagnóstico y tratamiento de enfermedades infecciosas con 100 camas para Liberia, el mejor en el país.